El jueves 31 por la mañana se dieron los "últimos testimonios de esperanza" que teníamos preparados para la reflexión de los peregrinos de Taizé en Paterna. Se trató en este día de dos ámbitos de vida distintos:
Primero hablo Paco Aparicio, responsable de Cáritas de Ntra. Señora de los Desamparados, que contó tanto la organización de ese centro de Cáritas como su propia implicación personal, y el modo de trabajar, así como aquello que le aporta personalmente el estar volcado haca el servicio de los más necesitados. Extraemos de su testimonio lo que él llamo "aspectos positivos y negativos" de su vivencia de Cáritas:
ASPECTOS POSITIVOS:
La satisfacción personal que da el ayudar a los más necesitados e interesándose por ellos. A veces les reconforta hablar con nosotros y que les demos ánimos y los tratemos como uno mas, como amigos.
Ver como la gente se solidariza y cuando pedimos alguna cosa enseguida nos echan una mano, bien donando o ayudando en cualquier cosa puntual.
ASPECTOS NEGATIVOS:
Cuando tenemos que decir a alguien que no vamos a ayudarle.
Cuando veo alguna persona que malgasta el dinero.
Hay veces que los acogidos te piden cosas que no tenemos.
Otras veces te das cuenta que no es suficiente la ayuda que tenemos.
Tras Paco habló la Hna. Segunda, de las Misioneras Carmelitas Teresianas, que contó algo de la historia y la actualidad de su congregación, así como el testimonio personal de su propia vocación, cómo se sintió llamada al segumiento radical de Jesús en la vida religiosa. De su exposición reproducimos la parte relativa a la vocación personal, que resume lo que cada cristiano puede decir de su tarea en la Iglesia: llamados cada uno por Dios de manera personal a su tarea (una Cáritas, una vida religiosa, o infinidad de maneras de realizar la presencia de Jesús en el mundo), tenemos la profunda vivencia de ser cuerpo, de ser Iglesia:
Mi vocación de CMT, es una vocación normal, soy palentina de la "Tierra de la buena masa" que decía Sta. Teresa de Jesús, nací y crecí en una familia cristiana, mi madre le pedía a la Virgen del Carmen de la que era muy devota, que algún hijo fuera religioso, somos 3 hermanos y me tocó a mí. Agradezco sus oraciones.
Escuché la llamada de Jesús, Intenté durante algún tiempo hacerme la sorda, pero esa voz era un susurro constante, pensaba mejor formar una familia, aunque en mi oración, le decía a Jesús que quería hacer su voluntad y que me diera fuerzas para seguirle, Dios se sirve de las mediaciones y puso en mi camino a una hna. Carmelita Misionera Teresiana que era un testimonio significativo: alegre, convencida de su vocación y contagiaba.
Hice ejercicios espirituales y tomé la "determinada determinación" me ayudó la vida de Sta. Teresa de Jesús. Ingresé en la Congregación y ya he hecho mis bodas de oro, soy muy feliz.
Dificultades no faltan, pero superables con la gracia de Dios, que nunca te abandona, medito con frecuencia el salmo 22 «el Señor es mi Pastor». El camino hacia la meta, tiene curvas, baches... he escalado alguna montaña con las "Montañeras de Sta. María" y cuando escalas siempre hay que mirar hacia arriba y seguir subiendo.
Dejé una familia en Palencia que llevo en mi corazón y he recibido una gran familia, la de la Congregación, que me ha abierto horizontes, ha ampliado mi visión de la vida. He compartido con nuestras hermanas de otros países, me he enriquecido con sus valores y culturas. Hasta he hecho realidad mis sueños, deseaba ir a África y en mi misión educativa dentro de nuestros colegios, en el de Paterna, tenemos la interculturalidad: alumnos de varios países y continentes: españoles, africanos, latinoamericanos, chinos y de distintas etnias, que nos hacen sentirnos cuerpo vivo en permanente crecimiento.
La profunda experiencia de ser cuerpo, de ser Iglesia, nos impulsa a poner nuestros dones al servicio de la misión: ser anunciadoras de comunión.
La interculturalidad, la inclusión en el pluralismo y la diversidad son manifestaciones peculiares de nuestra identidad. La CMT, a ejemplo de su fundador el P. Palau, está llamada a servir a la iglesia de su tiempo; él nos dice: la atención a las necesidades más urgentes de la Iglesia, sobre todo allí donde la vida está más amenazada, "es el marco donde nos fijamos para dar forma a nuestra misión" Gracias.
