La cena judía

Este año la celebraremos el viernes 22 de marzo, con dos novedades: se comienza media hora antes que el año pasado, y los tickets incluyen la ubicación, de modo que cuando comenzamos en el patio no hay que estar pendiente de entrar rápido para "pillar un buen asiento". 

El aporte para los gastos será, igual que el año pasado, de solo 20€, gracias a la organización de los monitores y educadores de Anawin - Juniors M. D. de nuestra parroquia. Será una cena acompañada por las explicaciones del sacerdote, que como el anciano en el pueblo judío nos va explicando cada detalle para salir con más ganas de celebrar la Eucaristía y con más profundidad al celebrarla cada día.

¡¡¡¡¡Anímate y reserva tu ticket!!!! 

En el artículo que reproducimos, tomado de nuestra revista Maranathá Nº 4, se explica lo que es la cena judía y cómo nos puede ayudar en nuestra espiritualidad pascual.

La cena de la pascua judía es una oportunidad que tenemos en la Parroquia de crecer en nuestra Fe, ya que en el mismo acto nos ofrece un abanico grande de posibilidades. Podríamos para ser breves y dejar que cada cual saque sus propias conclusiones cuando la viva, enumerar tres puntos importantes que dan color a este precioso encuentro, pórtico de las celebraciones de Semana Santa y luz para entenderlas mejor.

En primer lugar es una cena al estilo de la que cada año celebran nuestros hermanos judíos para recordar la salida de la esclavitud de Egipto. A través del recuerdo de unos acontecimientos donde Dios se mostró grande y poderoso, el pueblo recuerda su fidelidad a la Alianza y actualiza la alegría de ser el pueblo de su propiedad iluminado con su Palabra.
Los niños tienen un protagonismo especial, pues se les cuenta cómo está especialmente presente en su historia el amor de Dios desde su elección en Abrahám.

Podríamos decir que nos ofrece conocer la celebración más importante del pueblo hebreo, además de ser también una clase magistral de nuestra propia historia de la salvación, acompañando los pasos del Pueblo elegido de Dios.

A través incluso de los alimentos que se comparten, aprendemos la historia y la bendición de Dios a través de ella. Destacan el pan sin levadura, el vino, el cordero asado, las hierbas amargas, la sal.

Hasta aquí sería una cena curiosa, catequética y diferente. Pero esta cena supone para nosotros cristianos, un momento importantísimo en la vida de Jesús. Él mismo celebró una cena similar en la víspera de su pasión que dio sentido a su entrega en el viernes y dejó a sus Apóstoles la posibilidad de actualizarla cada vez que comieran de este pan y bebieran de este cáliz. Es la cena que explica que su muerte es entrega y a la vez ofrece un sello de garantía a las palabras compartidas día tras día en su ministerio. Lo que les ha dicho no queda en palabras vacías, queda sellado con su propia carne y sangre. Es el momento en el que el Señor se ofrece como el verdadero Cordero que quita el pecado del mundo.

Y en tercer lugar, la cena nos abre los ojos para entender más la Eucaristía, el momento en el cual nos reunimos de nuevo con Cristo para que su pasión entre en nuestras pasiones y cruces de cada día. Entenderemos mejor nuestra propia celebración de la Misa, a través de las palabras, la comida, los gestos, los símbolos, que en nuestra propia Cena de Pascua judía diaria y sobretodo del Domingo nos va acercando más el amor salvador de Dios a nuestra propia historia.

 

(artículo extraído de Maranathá, nº 4)