Confidencias de enero

Tu vida y tu doctrina Señor, me habla de entrega total, de amar hasta que duela, de querer al que me ofende, de dar sin esperar, porque esa es la voluntad del Padre. Tú, Señor, para cumplir tu decisión de salvarme, no necesitabas tomar la naturaleza humana, ni entrar en el tiempo, ni esperar 30 años para enseñar tu doctrina. Pudiste, como Dios, no pasar por ser uno de tantos ni ser "grano de trigo que caído en tierra y muriendo da mucho fruto", lo haces llevado por tu gran amor hacia mí.

Señor: tu infinito amor contrasta con mi respuesta. Perdóname cuando me amparo en tu omnipotencia para que me concedas lo que te pido aunque tengas que hacer un milagro. De acudir a ti cuando te necesito. Disculpa también mis impulsos de querer ser santo porque soy tu amigo, por llegar a la meta sin cargar la cruz, por no dejar espacio a la acción del Espíritu Santo. 

Perdóname cuando te doy gracias pensando que por mis virtudes he conseguido que alguien se arrodille ante el sagrario. Por pensar que he sido yo quien te ha encontrado y no Tú quien me has buscado. Que si siembro es porque Tú me das la semilla y haces que brote el fruto. "Es Él quien da el primer paso, Él no se cansa de salir, salir" dice el papa Francisco. 

Tú, Señor, me invitas a que sea santo pero siguiéndote a ti. Que no me entristezca cuando me pides ser levadura o grano que debe morir, porque Tú eres el cirineo de mis calvarios. Que no me aflija por ser oveja perdida ni por estar enfermo porque viniste al mundo para buscarme y curarme. Que como dice san Pablo: "me alegre en la esperanza, que no me canse de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos".

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

Gracias, Señor por hacerte carne, por pasar frio para darme calor, por quedarte en la Eucaristía para compartir pan y amores. Todo lo que soy es regalo tuyo y me siento feliz sabiendo que formo parte de tus pensamientos. Gracias por el don de la fe que me hace verte en la enfermedad, en la contrariedad y en el pobre. Señor, que cumpla con el deseo de la Virgen de "hacer lo que Tú me digas. " 

Sea por siempre bendito y alabado