Confidencias con la Virgen para el mes de mayo

Señor: gracias por lo mucho que me concedes pero muy especialmente por haberme entregado a María como madre, protectora y modelo para seguirte. Tu deseo Madre es que yo dé mi "sí" al Señor y que confíe en tu Hijo; que mis planes y proyectos los supedite a los que el Padre tiene previsto. Que a sus designios le responda como tú lo hiciste: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Que no tema cuando la enfermedad, el miedo o los achaques lleguen a mi vida porque Jesús de Nazaret ha apostado por mí y se ha entregado para salvarme. Él sigue esperanzado que yo vuelva a la casa del Padre y que confíe en su Providencia porque para Él "Nada es imposible".

Madre: sé que me proteges aunque no te responda como buen hijo. Sé que estás atenta para que no me falte el vino, y que tu súplica ante el Señor es continua para que haga lo que Él me dice. Conoces mis dificultades para seguir a Jesús. Tú pasaste por dudas y dolores cuando le diste el "sí". Recurro a ti con la confianza de alcanzar tu intercesión: "¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?" Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo.

Confieso Madre que no te es fácil aceptar ser la madre de unos hijos que no reconocen a Jesús como el Mesías, que piensan que para ser felices no necesitan de su amor y misericordia. Ya entonces tuviste que padecer la incredulidad de Tomás, las negaciones de Pedro y los miedos de los que Él había llamado. Hoy sientes el dolor por las negaciones de mi sociedad, por las muertes de inocentes víctimas de la guerra.

Tú como madre nos adviertes en tus apariciones que "recemos y hagamos penitencia con espíritu de expiación a la ofensas que recibe tu Hijo Jesús". Intercede ante el Espíritu Santo para que el reino de tu Hijo domine la tierra y pronto se cumpla tu promesa de que "al final, mi Corazón Inmaculado prevalecerá". 

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

Madre: Ayúdame a ser un buen adorador, a cumplir con ese cometido del que tú fuiste maestra y saber compartir con Él amores y confidencias. Que guarde en mi corazón la palabra de Jesús y ante las adversidades vea su voluntad y las acepte aunque no lo comprenda. Que como san José, tu esposo, responda con fe y decisión a las propuestas del Señor y que deje en sus manos mis imposibles.

Sea por siempre bendito y alabado