Señor: en mis encuentros contigo, en mis momentos de oración, no me pides una fluida conversación, sino que "esté" contigo. Tú me aconsejas: "orar en lo secreto sin usar muchas palabras. Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis". Estar en la presencia de Jesús de Nazaret es el mayor honor que puede tener una criatura y solo el silencio puede responder a esa gracia que Tú, mi Señor, me concedes. "Señor estoy aquí para que me veas. Yo te miro, Tú me miras y nada más".
"Junto a la cruz de Jesús «estaba» su madre". El estar de María en el Calvario fue para ti Señor, consuelo, compañía, paz. Ese es mi deseo cuando me arrodillo ante el sagrario, cuando vengo a tu presencia para hacerte compañía y responder a tu amor. Estar ante tu presencia supone adorarte y reconocerte como mi Dios y Señor, saber que son momentos que Tú me miras con ojos de agradecimiento, que me escuchas y me perdonas.
Señor: mi mundo aprecia más el "hacer" que el "estar". Le importa más dar una limosna que mirar a quien la pide. No se valora compartir las soledades de los que la padecen, necesitamos hacer, para que nos reconozcan. Las lágrimas de los que murieron por covid no brotaron por los efectos de la enfermedad, sino por sentir que morían solos, porque no "estaban" sus seres queridos, porque pasaban a la Casa del Padre apretando la mano de una enfermera.
Señor: cuando me arrodillo ante el sagrario, sé que estás conmigo, que me hablas con tu silencio, y yo te respondo con mi presencia. Que como dice el papa Benedicto VXI : "es necesario el silencio interior y exterior para poder escuchar esa Palabra. Sin silencio no se oye, no se escucha, no se recibe una palabra". Por muchas cosas que te pida nada será nuevo para ti, nada hay que Tú no sepas. "Estar" en silencio ante tu presencia es la mejor oración que te puedo ofrecer. "Véante mis ojos, dulce Jesús bueno; véante mis ojos, muérame yo luego."
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Señor: quiero estar donde Tú estés y que vengas donde yo estoy. Perdóname cuando mi oración la lleno de exigencias, cuando priorizo mis deseos a los tuyos, cuando pretendo que me oigas por mis méritos, por sacar rentabilidad a mi condición de amigo. Que me reconozcas porque acato tu voluntad en las noches oscuras y porque he dejado de "hacer" para más "estar". Que cuando pienses en mí para servirte, esté presente al pie de la cruz como lo estuvieron la Virgen y Juan.
Sea por siempre bendito y alabado