Confidencias de Mayo

Señor: en este mes de mayo, que la Iglesia lo dedica a la devoción de la Virgen María, quiero agradecerte el detalle de amor que tuviste conmigo pues a punto de morir, me ves en la persona de Juan, el discípulo a quien amas, y me dices que María es mi madre y que yo soy su hijo. Culminas la redención el "todo está cumplido" incorporando a María en la obra de la salvación y liberándome de la orfandad que el pecado de nuestros primeros padres me habían trasmitido. 

Nuestro camino de fe, comenta el Papa Francisco, "está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: "He ahí a tu madre". Es la mujer que nos precede y nos confirma continuamente en la fe, en la vocación y en la misión." 

Señor, pienso que no es posible ser adorador sin seguir el ejemplo de la Virgen María, su primera Adoradora, su primer sagrario. Ella me enseña que la mejor manera de adorar al Hijo es "Hacer lo que ÉL me diga" aceptando su voluntad por el camino del silencio y la humildad, y siendo servicial, generoso y paciente con los que caminan conmigo.

Quiero Madre que seas mi mediadora. Que presentes a Jesús, mis peticiones, desasosiegos e impaciencias porque como "Omnipotencia suplicante" sé que mi oración será oída. Que conociendo mi debilidad y la maldad del enemigo puedas justificar los olvidos y desamores que tengo con el Señor.

Deseo acogerte en mi casa como lo hizo Juan: "Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" y que no solo formes parte de mi vida, sino que camines conmigo. Que seas mi guía y maestra en la vida espiritual y estrella que me oriente hacia el encuentro con el Señor.

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

En este centenario de tu coronación: "Mare de Déu dels Desemparats, ¡Madre de España, Sol de Valencia!, extiende tu manto sobre todos nosotros tus hijos y ampáranos y no permitas nunca que se sequen las raíces cristianas en nuestra patria. Que hoy, y todos nuestros días, podamos invocar tu nombre. Aleja guerras y discordias. Da a todos pan, abrigo y amoroso hogar. Haz que vivamos cantándote y que vayamos, con tu nombre en los labios, a contemplarte en la Gloria junto a tu hijo Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina. Dios por los siglos de los siglos. Amén"

Sea por siempre bendito y alabado