No sabemos si la masiva asistencia a la Eucaristía de Acción de Gracias por los 25 años de sacerdocio de nuestro párroco, D. Juan, ha sido por su poder de convocatoria o porque estaba recogiendo el mucho amor que ha esparcido a lo largo de su vida sacerdotal. Los asiduos de la parroquia nos preguntábamos por las caras nuevas que vimos ocupando los bancos de la iglesia y pronto nos aclararon que eran los feligreses de pueblos como Planes, Alcoy, Onteniente y Alcira donde D. Juan estuvo de párroco y que a pesar de los años trascurridos sienten por él un gran afecto.
Se reservaron bancos para el señor Alcalde y algunos concejales y no por ser representantes de la autoridad municipal, que también, sino por la gran amistad que se profesan entre ellos. Vimos también en los primeros bancos a las religiosas del Colegio Regina Carmeli y las Obreras de la Cruz que rezaban por su Director Espiritual.
Momentos antes de que diera comienzo la Eucaristía, ya se advertía un ambiente gozoso y nervioso que se rompió al entonar el canto de entrada. Las palabras de bienvenida de D. Juan delataron sus nervios y aumentaron nuestros gozos. Unos y otros se trasformaron en oración de acción de gracias en el canto del “Gloria a Dios en el cielo”
En su entrecortada homilía, presentó en primer lugar, su acción de gracias al Padre Celestial por los 25 años de vida sacerdotal. Le agradeció también, la cuna donde nació y se congratuló por el acierto que tuvo diciendo al Señor que “te seguiré”. Le dio gracias también por entregarle campos de mies propicios para sembrar y parcelas para acondicionar.
A la hora del Ofertorio apareció su condición más humana al asomar suspiros incontrolados ante la presentación de unas ofrendas que “sus niños” pusieron en manos del “tío-abuelo- sacerdote del Señor”. El pan y vino frutos de la tierra y signo de su cuerpo y de su sangre, lo entregaron feligreses de fe curtida y piedad arraigada.
Llegado el momento de la consagración, el templo enmudeció al oírle cantar las palabras que Jesús de Nazaret, pronunció en el Tabernáculo aquel primer Jueves Santo. El recogimiento nos llevó a entrar en el túnel del tiempo y revivir aquel 11 de abril de 1999 en Otos, donde hace 25 años D. Juan fue nombrado apóstol de Jesús de Nazaret.
En el transcurso de la Eucaristía, todos como pueblo de Dios, pedimos para que le bendiga, proteja y acreciente su vocación. En la bendición que impartió, recibimos tanto el amor de Dios como el cariño que nuestro párroco profesa a su pueblo. Después se leyeron unas sentidas pinceladas de su vida sacerdotal y los deseos para que continúe en la Parroquia de san Pedro Apóstol de Paterna, pero que ante todo se cumpla la voluntad de Dios.
Con las generosas aportaciones en metálico de particulares, asociaciones y cofradías, se pudo cumplir su petición: “el mayor regalo que me podéis hacer es que pueda subvencionar una beca para seminaristas del Tercer Mundo”. Misión cumplida.
La primera experiencia que la feligresía ha logrado advertir en los ocho años de Párroco de D. Juan en Paterna, ha sido su gran amor a La Virgen de los Desamparados, su “Geperudeta” y como buen “valenciá t´ofrena la devoció mes santa que es puga professar”. No nos extrañó que para cerrar la ceremonia, la mejor forma que un valenciano enamorado de la Virgen puede elegir es saludándola con el canto de la Salve : “ Salve, Regina del cel i la terra; Salve, Verge dels Desamparats; Salve, sempre adorada Patrona; Salve, Mare del bons valencians”
La liturgia estuvo preparada con el detalle a que nos tienen acostumbrados y que tienen por lema: “Con tacto de agradar a todos y no desilusionar a nadie”. A pesar del entusiasmo que pusieron, pensaron que seguramente la dedicación y entrega de nuestro buen párroco, siempre hubiera merecido algo más.
Para cerrar la fiesta nos dirigimos al salón parroquial donde se ofreció una selecta y abundante “picaeta” propio de restaurantes de muchos tenedores. Muchas gracias a cuantos nos acompañaron venidos de otros lugares y a los presentes y ausentes que se unieron para rezar por el Rvdo. Don Juan Antonio Cabanes Gandía.
Don Juan, gracias por todo y que el Señor y la Virgen le sigan protegiendo.