Señor: en el año que la iglesia lo dedica a la oración, te pido, como lo hiciste con tus apóstoles, que me enseñes a orar. Que me percate que orar es participar de tu intimidad, es entablar un dialogo con la Trinidad, la oportunidad de conocerte y que Tú me conozcas. "La oración es mi mano tendida y su mano tendida, lo demás son palabras de más".
Entender que cuando rezo, el Creador de cielos y tierra me ve y me oye, y aunque yo no sepa ni cómo hablarle ni qué decirle, piense que solo me pide que le siga y le oiga. "Señor estoy aquí para que me veas porque las palabras sobran y la imaginación estorba"
Sería un atrevimiento por mi parte, Señor, pedirte un encuentro, una audiencia con Jesús de Nazaret. Que olvides por un momento tu eternidad para entrar en mi tiempo, y me permitas hablarte como lo hacen dos almas que se quieren. Señor: reconozco que no soy digno de estar en tu presencia, de entablar una relación amorosa con mi Dios y Señor, de poder dialogar contigo sabiendo que mis silencios son mayores que mis coloquios. Eres Tú quien accede a mi petición, el que toma la iniciativa en nuestro encuentro, quien acorta las distancias entre lo humano y lo divino, el que une el cielo con la tierra.
Señor: Yo no sé porqué me amas, ni sé quién te ha dicho mi nombre y porqué tu interés a que te siga. "Jesús llamó a los que quiso para que estuvieran con él". No sé porqué entre muchos, me eliges para que sea tu mensajero, para que diga lo que Tú me dices. Tampoco entiendo porqué me nombras heredero de tu Reino. Me gustaría, Señor, ver mi nombre en la lista de los que elegiste y que al margen Tú hayas escrito: "Siervo Fiel".
Creo Señor, que a través de la oración se hace real y actual nuestro amor. Te sirves de los tiempos de adoración ante el sagrario, de las vivencias entre "el yo y el Tú" para decirme que me amas. Un "yo" que reconoce sus limitaciones y un "Tú" que desea ardientemente entablar una relación amorosa con su criatura. Que a pesar de mis infidelidades ni me condenas por ellas ni me las recuerdas cuando vuelvo. "Nunca te cansas de pasar una y otra vez por las plazas hasta la undécima hora para proponer tu amorosa invitación"
Gracias Señor por tu disposición a oír siempre mi petición sin importarte que sea oportuno la forma, el lugar o el momento. No me vas a recriminar ni cómo me dirijo a ti o si soy atrevido en mi lenguaje. Tampoco tengo que decirte quien soy y lo que necesito, porque antes de que yo naciera ya me conocías. Te sirves también de mis silencios para hablarme, para recordarme que mi vida debe responder a la misión que me asignaste y que cuando me vea agobiado descanse en tu Providencia.
Gracias por ser yo un pensamiento tuyo, por tener contados todos mis cabellos, por "dejar las 99 ovejas" para buscarme, y por perdonarme "setenta veces siete". Gracias por amarme gratuitamente: "Dios no nos ama porque nosotros tengamos ninguna razón que suscite amor, nos ama porque Él mismo es amor"
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Señor: Aunque a veces no entienda muchas de las cosas que llegan a mi vida y te pregunte, como la Virgen María, ¿Cómo va a ser esto? dame la gracia para responderte como ella: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra"
Sea por siempre bendito y alabado