Confidencias de la esperanza

Señor: iniciamos el año Jubilar en el que la esperanza es la virtud que la Iglesia desea impulsar para combatir la desesperanza reinante en el mundo. Aunque la vida Señor, me presenta situaciones que no entiendo, que no siguen el guión que me he trazado, que me producen momentos de desesperanza, no por eso dejo de oír tu voz que me dice: "ven y verás". Esa inquietud si no la comparto contigo, me recuerda la que padecieron Maria y José: "que no entendieron nada" y como ellos te pregunte "¿por qué me has hecho esto?

Tú Señor, me dices que en esas situaciones descanse en ti, que confíe y espere en tu palabra y que me adapte a tus tiempos. Que mire hacia adelante con esperanza, porque "el rostro de la esperanza es Cristo resucitado" Porque Tú construyes caminos que yo no distingo, abres puertas que yo encuentro cerradas y resuelves mis imposibles. Piense que donde mis fuerzas y proyectos terminan, empiezan los tuyos. Que olvide mis seguridades y confíe y espere las tuyas, porque la esperanza es "la fuerza que se da a los que no tienen fuerza"

Señor: la virtud de la esperanza que recibí en el bautismo la fundamento en la seguridad de que Tú me amas y que me amaste primero. "Una espera anhelosa de la vida eterna por medio de la fe en Jesucristo" Mi vida y mi historia serían un vacío, si no vislumbrara tu presencia ahora y en el más allá; si no pensara que mi vida la vivo contigo, ahora y en tu Reino; si no me ilusionara con tu promesa: "voy a preparar un lugar para vosotros, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" 

Señor: si te sigo no es por alcanzar tus promesas, ni porque espere una morada en tu reino: "No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera". La experiencia de nuestra relación me dice, que conocerte, amarte y esperar en tu palabra, es un proceso que poco a poco el Espíritu Santo me ha ido infundiendo, para que, como dice el Papa Francisco: "a través de la oración, me convierta en peregrino de esperanza. Mientras tú rezas la esperanza crece y avanza. Yo diría que la oración abre la puerta a la esperanza. La esperanza está ahí, pero con mi oración le abro la puerta" 

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

Señor: cuando termine mi vida ya no me es necesaria la fe ni la esperanza porque en quien creía y a quien esperaba se ha hecho presente, ya es real. He dejado de ser peregrino, ya he llegado a la meta y mi alma te bendecirá porque mi esperanza: que esperaba "la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro" la has convertido en: "Ven bendito de mi Padre a poseer el Reino que te había prometido". " Salve María, madre de Dios y madre nuestra, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra" 

Sea por siempre bendito y alabado