Señor: tu forma de pensar y la mía están distantes, yo pienso “como los hombres, y Tú como Dios” y es el motivo por el que continuamente te pregunte “por qué”. La Virgen tu madre y la mía lo hizo cuando le propuso el Ángel ser madre por obra del Espíritu Santo. “¿Y como va a ser esto?”
Tú, Señor andas por unos caminos que solamente la fe me mantiene en ellos. Mis normalidades contrastan con tu doctrina y no entiendo que siendo Tú Camino, yo no encuentre la meta. Que por mucho que te conozca no logre descifrar tus intenciones y por mucho que comulgue no llegue a percibir tus sentimientos. Mis logros los consigo tras librar un combate entre lo que yo quiero y lo que Tú me pides. “En ti Señor, confié no me veré defraudado para siempre.”
Señor: entre Tú y yo se levanta un muro tan alto y profundo que, como la Magdalena, no llego a reconocerte y te confundo con el hortelano. Tú me amas hasta el extremo y esa no es mi forma de corresponder. Me cuesta reconocerte en el pobre, en el hambriento, en los que lloran, en los perseguidos, y si no te miro en la cruz es difícil que perdone al que me ofende. “Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.”
Señor: viéndote a diario crucificado me pregunto qué puedo hacer para aplacar tu dolor, para bajarte de la cruz. Si me preguntas como a la Magdalena, ¿por qué lloro? te respondo como ella: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto." Lloro porque no me alegro al saber que Tú me quieres y me llamas por mi nombre. Lloro porque tengo que recurrir a la fe para verte recluido en el sagrario. Lloro porque me dices que me alegre por tu resurrección y ascensión pero yo sigo temiendo a la muerte. Lloro porque mis cercanos te ven muerto. “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.”
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Señor: ante mi desconcierto, recurro a nuestra Madre, rezando con la oración de “suplica a María en el cansancio”. “Para que deje de ser el niño inseguro y aparezca el hijo capaz de recobrar la fe necesaria para retomar el camino. Para que aunque el cansancio me invada el cuerpo y sobre todo el alma, me renueve por completo para que consiga ver lo hermoso de la vida. Para que me levante y pueda viajar sin miedo. Dame, Madre, tu mano para que acierte siempre con el camino. Dame tu bendición, para que mi presencia sea, en medio del mundo, un signo de tu amor.” “No se entristezca tu corazón… ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”
Sea por siempre bendito y alabado
