Señor: me dices que evangelice, que te dé a conocer: "Te he puesto para que seas luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra". El papa Francisco nos recordaba que "tu mensaje no ha cambiado, que Tú eres hoy el mismo de ayer" que evangelizar sigue siendo actual porque anunciar la Buena nueva es mostrar al mundo "un rostro y un nombre: Jesús de Nazaret".
Me invitas a salir, "que no me quede sentado, que no me quede en Jerusalén. Que vaya donde Jesús no es conocido, es perseguido, desfigurado". Que no me preocupe si te anuncio dentro de mi normalidad o con la rodilla en tierra y rosario en mano. Que prefiera a los que pasan desapercibidos, a los que figuran en tu lista de disponibles y que los "atienda hasta que duela".
Me pides que lleve tu salvación a los confines de la tierra, de mi tierra , de mi día a día, que te lleve al encuentro con esa persona que padece y que ve en ti, Señor, el culpable y no el remedio de sus males. Que no lo haga con discursos o promesas sino implicándome en su vida. Que sea luz para ellos cuando les visite, que les lleve tu paz y tu consuelo, y les acompañe en su camino.
Ponerse en camino "implica salir de la comodidad, de las propias seguridades, de los planes personales. Es salir del lugar de intimidad contigo y compartirte con los demás, con aquellos que me cruzo en el día a día. Ponerse en camino es dejar que Dios y la vida nos pongan a prueba, ponerse en camino es arriesgar".
Sé, Señor, que no me va a ser fácil como tampoco lo fue para ti. Que no me preocupe de mi discurso porque la salvación de un alma no depende de mí sino de tu muerte y resurrección, de la Comunión de los Santos, de la oración de la Iglesia y que no soy yo quien espere recoger los frutos. Mi anuncio debe basarse en que Jesús de Nazaret está vivo, que busca a los que sufren, a los pobres y abandonados.
Me adviertes, Señor, que dé "gratis lo que gratis he recibido, que vaya ligero de equipaje y que no seré bien recibido" "Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad sacudid el polvo de los pies". Pero que no me desanime porque la misión principal para evangelizar corresponde a la acción del Espíritu Santo, siendo nosotros sus colaboradores. Él maneja los tiempos y conoce la ocasión propicia para que los imposibles humanos se transformen en encuentros con el Señor.
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Sea por siempre bendito y alabado
