Semana de lucha contra las causas de la pobreza

Esta semana (12 al 18 oct.) se vienen realizando en todas partes de España actividades de concientización en al lucha contra la pobreza, organizadas por la La Alianza Española contra la Pobreza, una agrupaciónd e más de mil entidades  –ONGD, movimientos sociales, sindicales, ecologistas, religiosos, y de la sociedad civil en general–, entre las cuales hay muchas que conocemos muy bien y apoyamos en sus iniciativas: Caritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas, Redes.

Se pueden consultar las distintas actividades en este web.

Las lecturas bíblicas del domingo pasado hablaban de las riquezas y de dejarlo todo por el Reino:

Sb 7,7-11: En comparación de la sabiduría, tuve en nada la riqueza.
Supliqué, y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espiritu de sabiduria. La preferí a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena, y, junto a ella, la plata vale lo que el barro. La quise más que la salud y la belleza, y me propuse tenerla por luz, porque su resplandor no tiene ocaso. Con ella me vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas incontables.
Sal 89,12-13.14-15.16-17: Sácianos de tu misericordia, Señor. Y toda nuestra vida será alegría.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
Ten compasión de tus siervos.

Mc 10,17-30: Vende lo que tienes y sígueme.
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
-«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó:
-«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó:
-«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
-«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego síguerne.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
-«¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió:
-«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban:
-«Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando. y les dijo:
-«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle:
-«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo:
-«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.»

Podemos a partir de ellas hacer una reflexión sobre la pobreza y sobre los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible que nos comprometemos a promover al finalizar el período de los Objetivos del Milenio:

La Palabra nos muestra dónde está la verdadera riqueza: El poder del dinero es incuestionable. Por dinero el ser humano es capaz de hacer las cosas más inhumanas que podamos pensar. En el libro de la Sabiduría, se nos muestra cómo la riqueza, el oro, la plata, la salud, cetros y tronos se ven superados por el espíritu de sabiduría. Dios en su infinita sabiduría y amor es la mayor de las riquezas que podemos poseer. Así podemos entender a Santa Teresa cuando dice: "quien a Dios tiene, nada le falta". "Sácianos de tu misericordia, Señor", dice el salmo. No siempre hemos aprendido de esa misericordia de Dios. Vivimos en un modelo social, político y económico en el que no encaja la misericordia. La misericordia pone a la persona en el centro, no al dinero. Es más, pone la mirada y el corazón en los más frágiles. Quizás por eso necesitamos, la familia humana, otra oportunidad, un acuerdo nuevo para trabajar por conseguir unos objetivos nuevos, que ahondan en los anteriores. Son los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Son 17 y disponemos de 15 años para hacerlos posibles. Esto es muy importante, porque significa conseguir que todas las personas disfruten de los frutos de la Creación, como decía el Papa en la inauguración de la Campaña «Una sola familia humana, alimentos para todos».

El Evangelio nos invita a compartir nuestras riquezas, las personales y las materiales,  con quienes las necesiten. Nos invita a exigir, como ciudadanía, a los gobiernos del mundo que cumplan los compromisos que firman en nuestro nombre.
Nos invita a salir de nuestras zonas de confort, de todo aquello que nos hace sentir seguros, para ensanchar nuestros corazones y abrir más nuestro abrazo para incluir en él tierras nuevas que también son nuestro hogar, a personas nuevas que también son nuestra familia.Y a que asumamos el riesgo de ser perseguidos por trabajar por la justicia y exigir, por lo mismo, que los poderosos del mundo pongan el foco en las personas más débiles y vulnerables.

¿Es esto posible?
Lo es desde nuestra configuración con el corazón de nuestro Padre Dios y desde la configuración con Cristo, el rostro de la misericordia del Padre. Y lo es con voluntad política. Lo es con un corazón misericordioso que vea a todas las personas como miembros de la familia. Lo es cuando se tiene la certeza de que otro mundo es posible y esto depende, también, de cada uno de nosotros. Lo es cuando caemos en la cuenta
de que podemos cambiar nuestro estilo de vida, lejos del consumismo y la superficialidad, y ser felices compartiendo con los demás. Lo es cuando tenemos como referencia la Cruz, que es signo de amor, y nos inspira para perder el miedo, denunciar las injusticias y proponer con valentía caminos nuevos que no descarten a nadie.

Nosotros lo hemos dejado todo
Jesús habla también de la dificultad que entraña entrar en el Reino de los cielos a  quellos que han puesto su confianza en el dinero. El ejemplo que pone no deja lugar a dudas: le va a resultar más fácil entrar a un camello por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Es escandaloso que se tire comida mientras hermanos nuestros mueren de hambre,  existiendo recursos para todos. Este hombre del Evangelio de hoy, se marcha pesaroso porque era muy rico y no estaba dispuesto a vender lo que tenía para darlo a los pobres. ¿Y tú, que vas a hacer? Te vas a marchar o vas a responder al amor de Dios dando lo que tienes?

 

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