La comunidad parroquial celebró un año más el inicio de la cuaresma, con una muy concurrida misa. La liturgia fue despojada y austera, como corresponde a la ocasión.
En la homilía, D. Juan insistió en que aprovechemos la Cuaresma que comienza para convertir en ceniza todo aquello que nos sobra en la vida, nuestros defectos y pecados, y destacó que la cuaresma no es tristeza sino un recogimiento luminoso, como la luz que podemos ver irradiar en el Cristo, que presidirá todo este tiempo desde el altar mayor, por ser el año del Centenario de la Coronación.
La celebración trascurrió con devoción y recogimiento.